María, la chica de las uvas

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En realidad, María es una de las personas más cercanas a mí durante estos meses en Italia. También una futura diseñadora a la que entrevisté de buen rollo para un trabajo de periodismo. Os dejo la entrevista porque estoy muy orgullosa de ella. Más que una entrevista, es una conversación entre dos amigas que esperan verse pronto :)

BIOGRAFÍA
María es natural de Verín, un pueblo de Ourense colindante con la frontera portuguesa, pero vive en Santiago donde se ha formado como diseñadora. Fascinan sus trabajos, cargados de una inspiración intelectual propia de una joven muy creativa. Sus proyectos pasan desde la obra de Bécquer hasta el relato original de Carroll sobre Alicia en el País de las Maravillas. La elección de texturas y colores propios de la tierra definen un estilo muy naturalista. Sus diseños son piezas prácticas, pensados para una chica que sepa vestir la moda, pero que piensa en la comodidad. Actualmente acaba de terminar su formación como diseñadora en la Academia de Bellas Artes de Brera, el barrio de la boho elegancia milanesa.

Experiencia italiana
María está en mitad de una experiencia maravillosa. Se ha podido mudar a Milán gracias a una beca erasmus y está a punto de iniciarse en el ambiente laboral de la capital de la moda por antonomasia. Acaba de venir del carnaval de Venezia. Está en su etapa  final como estudiante y la ha aprovechado para conocer el Norte de Italia. Hablamos sobre su reciente colección de complementos. Se ha inspirado en  La Toscana. Los viñedos y los colores del paisaje de la región del vino y hogar de los Mèdici  impregnan un proyecto lleno de frescura. El paso por “la bota” le ha enriquecido hasta tal punto que ha decidido quedarse. Ahora está a la espera de entrar en una empresa de diseño en Milán. Confía en la suerte. 

ENTREVISTA: 
¿Cómo fue lo de inspirarte en La Toscana?
Fue primero un trabajo para la facultad. Pensé que mi estancia en Italia podría inspirarme. Quería tomar Italia entera, pero en un viaje a La Toscana me decidí por esa región.
¿Cómo se inspira uno?
No tuve mucho tiempo, pero el suficiente para captar la esencia del lugar. Una vez regresé a Milán, escogí materiales, colores, formas…
¿Qué elementos te inspiraron de esta parte de Italia?
La naturaleza. Los elementos son los viñedos y las uvas. Tanto las vides como el fruto que dan. Cada  una de las piezas está llena de muchas perlas juntas, como si fuesen racimos. También los escudos. Compré unas pulseras con el de Florencia, lo simplifiqué  y lo puse en bolsos y zapatos.
¿Y los materiales?
La rafia. Me recuerda a lo rural. A los cestos que llevaban las señoras. También he utilizado piel de vaca y cabra.
Allí es muy típico.
Y el tema de los grabados. A todos los zapatos les puse recamo que es el grabado sobre piel.
¿Cómo se ven estas características en tus diseños?
Por los colores. Yo viajé en otoño y en primavera lo vería con otros ojos. Pero esta colección es otoño invierno y cuando estuve era la mejor época para inspirarme. Los colores que escogí fueron el verde oliva, el cobre, el burdeos y el color siena, como la ciudad de La Toscana.
¿Cuáles serían en verano?
Azules cielo  y el amarillo de la paja. 
Bocetos colección Toscana Otoño Invierno 2013-14

¿Qué color define la Italia que has conocido?
Definitivamente, el color de las uvas. Los colores de las uvas en todo su proceso de maduración.
Hojeando tus trabajos, con la importancia que le das a las texturas, es  una sensación parecida a la de estar en plena naturaleza. ¿Cómo ves esta apreciación?
Estoy de acuerdo. Yo pienso en la chica que los va a llevar. Tiene que estar cómoda. Imagínate una sesión de fotos  en un campo.
Que no haga demasiado contraste con el paisaje.
Claro. No puede llevar unos zapatos de plástico o colores fucsia.
Portada del trabajo de tintes inspirados
 por el poema de Las Golondrinas de Bècquer.
Trabajas con tintes. Para ello te has inspirado en el poema de Las golondrinas de Bécquer. ¿Cómo se pueden reflejar las palabras de un autor en las prendas de una diseñadora?
Aprendí con Sara Coleman. Una diseñadora que desfila en Cibeles.  Es un poco triste decir que hasta tercero no había estudiado nada sobre tintes…
Las carreras, ya sabemos…
Trabajé con ellos en Milán en una asignatura de elaboración de vestuario teatral. Nos dijeron que escogiéramos un poema. Habla del amor que desaparece y nunca retornará. Así que dividí en tres partes el trabajo. Primero, los nidos de las golondrinas. Escogí telas no caladas e hice dibujos que emulasen los nidos. Deshice el punto y superpuse tejidos. En la segunda parte me inspiré en las madreselvas de la segunda estrofa. Quería que se viera una especie de jardín difuso al estilo Monet. No quería limitarme a teñir y con pequeños círculos de tela hice unas flores. Para la tercera parte, traté de reflejar las palabras ardientes de las que habla Bécquer. Utilicé la técnica de la organza en la que se anuda el tejido con una cuerda y se sumerge. La tela queda tiesa y arrugada. Significa el sufrimiento del alma. Hay más pero es una movida.
Cuéntamelo.
Fui al barrio de Navigli, encontré una tela con transparencias y quería reflejar la parte en que dice que las golondrinas baten sus alas contra los cristales. El resultado fue como de un cristal sucio.
Alicia, la del país de las maravillas, fue tu musa en tu anterior colección. Cuéntame algo de esta inspiración.
Esta colección miraba a lo antiguo. Al relato de Lewis Carroll. Me fijé en los diseños fantasiosos de Viktor&Rolf. También me centré en elementos como las magdalenas, las tazas de té, los relojes. Decidí hacer dos Alicias: la niña del conejo con bordados, y la Alicia sexy del sombrerero. Volviendo al tema de lo antiguo, utilicé una sábana vieja de mi abuela. Era lo que tenía. Incluso con manchas de humedad que intenté disimular.
EL toque antiguo lo lograste. Hablemos de ti ¿cómo te formaste?
No quería hacer moda. Empecé economía pero me enteré de unas pruebas para la escuela de moda de Santiago de Compostela y me escogieron.  Éramos cuarenta y sólo había cuatro plazas así que pensé que no se me iba a dar tan mal. En seguida me vi muy a gusto.
¿Te animaron?
Mi madre quería que hiciera algo diferente. Y tuve un profesor de plástica que siempre me lo decía. En cambio, en tercero me pasó algo horrible. Una profesora me propuso plantearme sin seguir o no. Me dijo que me había quedado pequeña. Después me seleccionaron para la fashionweek y me concedieron la beca a Italia, olvidé todo aquello y seguí. 
¿Qué haces en Italia?
Estoy en la Escuela de Artes de Brera aprendiendo moda. Ahora voy a entrar en una empresa en Milán.
¿Ves diferencias entre la manera de ver la moda de los italianos y los españoles?
Los italianos han interiorizado la moda. Viven para el diseño y lo tienen muy presente. Tienen un estilo natural y salen a la calle con otra actitud. Los españoles la ven como algo más práctico. La mayoría nos vestimos porque hay que hacerlo.
En Italia no miran a alguien que va muy elegante.
No. Y saben conjugar lo clásico con el diseño. En España, no prima el diseño. Mi carrera está como oculta.
¿Qué diferencias encuentras en el modo de trabajo entre la escuela italiana y la española?
Te puedo hablar de lo que conozco. En la de Milán, la moda está en segundo plano. Lo importante son las artes. Me piden mucha innovación. Vestidos que nadie se va a poner. En Galicia me han enseñado a diseñarlo para producirlo y venderlo luego.
¿Qué te depara el futuro en Italia?
Hay puertas. En España sólo pienso en Inditex y en empresas  gallegas como Roberto Verino, que es de mi pueblo o Adolfo Domínguez.  En Milán hay muchas oportunidades y ahora voy a quedarme.
Y para acabar ¿qué lugares nos recomendarías de Italia?
Verona y que la gente venga a Milano.

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