Nadie sabe qué me empujó a hacer esta locura. Sólo se que es la locura más práctica de la tierra y que en el fondo, mi artilugio para brazaletes es precioso. Lo llamé artilugio porque no se puede designar de otra manera a un trozo de madera con rollos de cocina pegados. Todo gran invento empieza con una necesidad y mi necesidad era ordenar de alguna manera mi universo complementos. Soy de las que creo que tener la ropa -y todo, hasta la mesa del trabajo- con una buena organización facilita mucho las cosas. En el caso de la ropa, ayuda a tener consciencia de lo que tenemos. Basta que una camiseta se pierda en el armario para que no nos acordemos ni donde la compramos. Con las pulseras ocurre lo mismo. Yo las guardaba en una caja hasta que decidí apañar algo para que mis brazaletes lucieran como se merecen. Tan sólo necesité una superficie de madera y cuatro rollos de papel de cocina. Forré los rollos con papel estampado y los pegué con silicona a la madera. Para los anillos hice un agujero en la madera con ayuda de un taladro y como no tenía nada mejor a mano, clavé un lápiz. Espero que os inspire algo mi escultura. Aunque sea una sonrisa :D