Al sur de Jávea se esconde una de las playas más espectaculares de la costa alicantina: La Granadella. Para verla hay que atravesar la zona residencia de Balcón del Mar que, como su propio nombre indica, ofrece una vistas privilegiadas del Mediterráneo. Para que os ubiquéis, es el punto de la Península Ibérica más próximo a Ibiza.
Calpe es uno de los destinos más populares de la costa del Sol. Tiene lo que todo buen lugar de playa tiene que tener: fina arena y hoteles en primera línea para todos los bolsillos. Pero esto no es, ni de lejos, lo mejor del municipio. Lo que lo hace distinto a los demás es el Peñón de Ifach, que veis en la foto y al que se puede subir caminando. Y por supuesto, el pueblo antiguo, cuidado y colorido. Como curiosidad, la escalera nacional. Toda una calle (carrer de Puchalt) cuyos peldaños están pintados con la bandera de España.
Junto a Jávea, es el destino cool por excelencia de la Costa del Sol. Nido de alemanes y jubilados que pueden permitirse un mes vacaciones en pleno abril. El pueblo lo vale por sus calles empredradas y sus casas níveas. A lo alto, el símbolo de Altea, la Iglesia, situada en una hermosa plaza llena de restaurantes.
Un plueblillo interior que bien merece una parada. Es famoso por su artesanía y característico por el campanario que lo corona. La mitad del pueblo está abajo y la otra mitad, emplazado en un peñón rocoso. Lo mejor es subir a la parte alta que acaba en un acantilado con vistas a la montaña. Eso sí, se trata del lugar con más museos absurdos que he visto nunca: museo de miniaturas, etnográfico, de la artesanía, religioso...A ellos se les ha ido de las manos la explotación turística de su villa. Pero por lo menos, vosotros quedáis avisados...
La artesanía valenciana es conocida en toda España. Si un recuerdo debes llevarte de la capital es algo relacionado con la cestería, la madera o el mimbre. Hay cientos de tiendas y talleres de artesanos. Nos fascinaron los toldos hechos a mano y los capazos. Me hice con un capazo para la playa. Iba a ocurrir...
